Ermita de la Virgen de Cuevas
Enclavada en pleno Camino de Santiago y cerca de la frontera con La Rioja, fue la antigua iglesia del poblado de origen prerromano de «Covas», que se unió a Viana en 1219. Su nombre aparece ya en la primera guía jacobea de la historia, elaborada por el francés Aymeric Picaud en 1140, ya que era la última etapa del camino jacobeo antes de Logroño. Su iglesia y cofradía están documentadas desde el siglo XIV.
La ermita que se conoce hoy en día es un edificio sin estilo definido. En el siglo XVIII se rehizo completamente y construyeron una sala de juntas para la cofradía y vivienda para el ermitaño. La ermita propiamente dicha es un rectángulo con cabecera plana provista de cúpula con linterna. En un camarín del siglo XVII se halla la imagen de la Virgen titular.
La Virgen sedente en un trono tiene una expresión agradable, aunque un tanto hierática, viste una túnica verde ceñida con cenefa de ornamentación en relieve y broche. Su manto de color rojizo ajustado en los hombros se tercia en las rodillas de derecha a izquierda y la cabeza va cubierta por un velo, dejando al descubierto el cabello, y con corona de madera rematada por cuatro florones de palmetas. Lleva un pomo odorífero en una mano y con la otra sujeta al niño colocado frontalmente sobre sus rodillas. Viste túnica y manto de idénticos colores que la madre, bendice con la derecha y en su mano izquierda lleva un libro. Se trata de un modelo muy estereotipado y abundante en Navarra y por las características apuntadas es una imagen del siglo XIV.
En los alrededores existe una zona arbolada, césped, fuente, mesas y fogones.