Casa consistorial – Ayuntamiento
El 13 de julio de 1657 se planteó la construcción de un nuevo edificio para la reunión de las juntas, pero el proyecto falló por la poca profundidad de los cimientos. En 1683 se decidirá trasladar este edificio semiderruido a la Plaza del coso y emplearlo como balcón de toros. Serían los franceses Santiago y Juan de Raón, junto con los vianeses Lorenzo y José González de Saseta y Bernardo Murillo quienes el 16 de agosto de 1684, se comprometieron a terminar las nuevas obras por 4.240 ducados, acabando en 1692.
La casa consistorial se edificó en la Plaza Mayor, lugar de cruce de las vías principales y que polarizaba desde siempre la vida social de la ciudad. Por dentro se disponía de la siguiente forma, atendiendo a las necesidades de la época: sala de juntas o consistorio, audiencia, oratorio, archivo para los documentos, cárcel con vivienda para el alcaide y pescadería.
Es una estructura compuesta de una galería de siete huecos rectangulares y balcones sobre otros tantos soportales con pilastras y arcos de medio punto, construida enteramente en piedra sillar. La fachada es armónica y sobriamente decorada, pertenece al estilo barroco francés, racionalista y clásico. En el centro campea un monumental escudo de España, que data de 1688, rematado con corona real muy resaltada, niños sobre pedestales sostienen escudos con las armas vianesas y dos leones colocan sus zarpas sobre bolas. En cada extremo emerge una torrecilla de ladrillo, con balcones de medio punto y óculos, que dan al edificio elevación y verticalidad.
El 4 de julio de 2004, tras un año de reformas y ampliación del edificio, se inauguraron las nuevas dependencias, que se sumaban a las ya existentes, las estancias superiores de la casa de la familia Múzquiz y Aldunate.
En su archivo municipal se conserva el Fuero del Privilegio del Águila.
En la sala de sesiones del Ayuntamiento está el busto y relicario de Santa María Magdalena, patrona de la ciudad. La reliquia procede del monasterio de Santa María de Nájera y en 1688 fue cedida por su abad el vianés fray José Pérez de Lanciego. La imagen de la santa fue un regalo a su ciudad natal del arzobispo de Zaragoza Francisco Añoa y Busto en 1750.